NO EXISTE NADA NI BUENO NI MALO; ES EL PENSAMIENTO HUMANO EL QUE LO HACE PARECER ASÍ.
WILLIAM SHAKESPEARE
Una Liberación SomatoEmocional (LSE a partir de este momento) puede definirse como una liberación, desde los TEJIDOS y la MEMORIA TISULAR, de ciertas sustancias químicas o «energías» que han sido almacenadas en ellos durante cierto tiempo como consecuencia de algún incidente o trauma en nuestra vida. Estos químicos o «energía», extraños para los tejidos donde se aloja, contienen un componente emocional idéntico al que circulaba por nuestra sangre en el momento de sufrir ese incidente o trauma que dejó a nuestros tejidos afectados (si, nuestras emociones también son química. Se llaman hormonas).
A lo largo de mi vida profesional he sido espectador de como algunas personas liberaban un recuerdo o experiencia, con todo lujo de detalles, en algún momento concreto de algún tratamiento. En esos momentos lo único que podía hacer era ESCUCHAR y ACOMPAÑAR a la persona de la mejor forma que podía. Los resultados casi siempre eran los mismos: una mejora en el estado general y la sensación de «haberse quitado un peso de encima», de sentirse «mucho mas ligeros, descansados y relajados».

Pero: ¿cómo es posible? ¿qué sucede? Esas eran las preguntas que me hacía. Cuando llegué al 3er curso de Terapia Craneo-Sacral encontré algunas respuestas.
Cuando sufrimos un trauma (físico, químico, mental o emocional) nuestros tejidos (músculos, tendones, ligamentos, órganos internos,…) se encogen en actitud defensiva. Esta reacción produce una entropía (desorden) en nuestros tejidos que dependerá del grado del traumatismo. Si en ese momento estamos viviendo una emoción intensamente esta se quedará «mezclada» con la entropía producida en los tejidos. Por ejemplo: derramar agua limpia o agua con tierra. La primera solo recogeremos agua pero en la segunda quedará un residuo (tierra).
La zona que ha sufrido, directa o indirectamente, ese incidente va a inflamarse después de encogerse. El motivo es muy sencillo: la inflamación va a ayudar a que nuestra sangre lleve todos los recursos necesarios para la «reparación». Pero si lo acontecido ha sido muy intenso o prolongado en el tiempo la inflamación puede perpetuarse aunque no seamos conscientes de ello. Como nuestro cuerpo no puede vivir con esos tejidos «desordenados» los encapsula o enquista aislándolos del cuerpo (el Dr. John Upledger pudo comprobarlo de forma científica en sus estudios en la Universidad de Michigan) produciendo también el desajuste en los tejidos adyacentes.

Si esa inflamación se enquista: ¿es posible que también queden rastros químicos de las emociones (hormonas) que podíamos estar viviendo en ese momento? Mi respuesta, después de haberlo experimentado en mi y en otras personas, es: SI.
Cuando un terapeuta bien entrenado encuentra unos de esos lugares y el paciente está dispuesto a afrontar lo que allí sucedió comienza la LSE. Me gustaría aclarar que esta sucede y no se busca puesto que la somatización está a disposición del NO-CONSCIENTE de la persona y si este considera que no se esta preparado o el terapeuta no es el adecuado, no sucederá.
«Espera un momento. ¿Qué es eso del NO-CONSCIENTE?», supongo que te estarás preguntando. Es nuestro sistema de autoprotección. Cuando algún acontecimiento de nuestra vida ha sido muy intenso o traumático nuestro cerebro lo pone en un lugar donde no pueda seguir haciéndonos daño, aunque notemos que algo no va bien o siga existiendo esa entropía en nuestro cuerpo (si somos conscientes de lo sucedido podemos decidir que hacer con ello, pero ese es otro tema). Este mecanismo de protección tiene un precio puesto que tiene que usar los recursos del organismo para protegernos de esa entropía, que modifica nuestro cuerpo, y de nuestro cerebro, que nos oculta un hecho transcendente en nuestra vida y puede que afecte a nuestros pensamientos, emociones y acciones. Ejemplo: cuando a un animal lo han maltratado en repetidas ocasiones se muestra desconfiado, e incluso agresivo, ante nuevas situaciones y su cuerpo reacciona encogiéndose y metiendo el rabo entre las patas.
Cuando nos permitimos abrir esa puerta y liberar lo que allí hay los cambios son muy importantes, cualitativa y cuantitativamente, inundándonos una sensación de plenitud y comprensión sobre lo sucedido que nos permite continuar con nuestra vida de una forma mas consciente y plena, mejorando nuestro estado físico, mental y emocional.
LA CICATRIZ ES EL LUGAR POR DONDE ENTRA MAS LUZ.
Rumi
